EL AMOR ES CIEGO, TUS VECINOS NO. – MUMBLE MUMBLE
¡Hago llamamiento a ésta fase! Viviendo en la habitación de una residencia, compartes muchos espacios comunes (cocina, baños…). Tu espacio personal es reducido, pero al fin y al cabo ¿para qué quieres más?
Las paredes son de papel, por lo tanto cuesta un poco desmadrarse, traerte a alguien, poner la música a tope y cosas por el estilo. La cosa se complica en la cocina, cuando se junta todo el mundo a la misma hora para cocinar, contando que luego tienes que volver a tu habitación a comer, porque no puedes hacerlo ahí.
Tienes que llevarte todos los cacharros que vas a usar, haciendo malabares, y casi seguro que se te olvida algo, o te quemas, o se te cae la comida por las escaleras, o todo a la vez, si eres “yo”.
Intento desarrollar mi vena artística siempre que puedo, escribiendo, pintando, dibujando, poniendo notitas amenazadoras en los baños… porque, a ver, ¿alguien sabe para qué se usa ese palo que tiene un cepillito en la punta? (Cri-Cri, Cri-Cri). Y ojalá que siempre tengas la suerte de tu parte y no tengas una urgencia, porque tienes cinco llaves diferentes (la de la entrada, la de la cocina, la de tu habitación, la de la lavandería y la del baño).
Contando que aciertes a la primera con la llave correcta, tienes igualmente que correr por las escaleras y esperar que no haya nadie dentro. Misión imposible: sin plan, sin retorno, sin salida…
Además ahora hay un lindo pajarito, negro con el piquito naranja, que ha hecho nido justo en el árbol de enfrente de mi habitación. ¡Y canta de noche! ¡Qué alegría! A eso de las tres de la mañana, te despierta con un canto que es igual de agradable que un guiso en pleno verano, similar una alarma de incendios o algo por el estilo.
Desgraciadamente, tu subconsciente reacciona adormitado y mal, e interpreta el “cantito” como una alarma. Pegas un salto haciendo la conexión: ¡Alarma-Fuego-Muerte! Hasta que ya estás totalmente despierta y te dices: ¡Qué no, qué no! Vuélvete a dormir, sólo es ese pajarraco, otra vez. Me da la sensación de que también imita ruidos.
¿Alguien sabe dónde se puede comprar una honda?
De todo eso al final llega un momento en el que, o te acostumbras o te resignas. Pero, tener que ver a tu vecino en calzoncillos con una panza que le tapa las rodillas caminando por el pasillo, realmente te hace plantearte tu sexualidad y tu existencia.
Pero, ¡no pasa nada! Yo tengo mi lema: Sonríe hoy, quizás mañana te falte un diente, o tu vecino se quede sin calzoncillos limpios.
EL AMOR ES CIEGO, TUS VECINOS NO. – MUMBLE MUMBLE
Written by Casandra Ruggeri
Minimal Mag